Epidemiología y factores de riesgo asociados a la DGM

Aunque la etiología de la DGM puede ser diferente a la de la deficiencia acuosa en la enfermedad del ojo seco (ocasionada por insuficiencia en la producción de la glándula lagrimal), las dos afecciones tienen en común muchas características clínicas, entre las que se incluyen los síntomas de irritación de la superficie ocular y la fluctuación visual, la alteración de la estabilidad de la película lagrimal y una posible afectación de la superficie ocular. Cuando la gravedad de la DGM alcanza un grado considerable, puede dar lugar a la segunda gran subcategoría de la enfermedad del ojo seco, el ojo seco “evaporativo”. Estas subcategorías no son excluyentes entre ellas.

La investigación epidemiológica de las DGM se ha visto limitada por la falta de una definición aceptada o de una evaluación clínica estandarizada que caracterice esta enfermedad. Hay una escasez de pruebas sobre la historia natural de la DGM, los procesos reales que la ocasionan y sobre el momento en el que los síntomas se desarrollan en el curso de la enfermedad. Tampoco se tiene claro si los síntomas de la DGM aparecen antes o después de que se produzca el daño en las glándulas de Meibomio y la liberación alterada de la secreción lipídica, o al contrario, se derivan de los daños sufridos por otros tejidos de la superficie ocular.

La prevalencia de la DGM constatada es muy variable. Una observación sorprendente revela que la prevalencia de la DGM es mayor en poblaciones de Asia (Tabla 1), a menudo considerada mayor del 60% en diferentes estudios asiáticos de base poblacional. En contraste, la prevalencia en caucásicos se extiende desde el 3,5 % al 19,9 %. Muchas personas con signos clínicos de la DGM también presentan síntomas superpuestos de síndrome de ojo seco.

Un número de factores oftálmicos, sistémicos y relacionados con el uso de ciertas medicaciones pueden contribuir a la patogénesis de la DGM. Los factores oftálmicos pueden incluir la blefaritis anterior, el uso de lentes de contacto, la presencia en los párpados del Demodex folliculorum y el síndrome de ojo seco. Los factores sistémicos que pueden provocar la DGM incluyen, entre otros, la deficiencia de andrógenos, la menopausia, el envejecimiento, el síndrome de Sjögren, los niveles de colesterol, la psoriasis, la atopia, la rosácea, la hipertensión y la hiperplasia prostática benigna (HPB). Los medicamentos asociados con la patogénesis de la DGM incluyen antiandrógenos, medicamentos utilizados para tratar la HPB (antiandrógenos, por ejemplo), la terapia hormonal posmenopáusica (como por ejemplo, estrógenos y progestágenos), antihistamínicos, antidepresivos y los retinoides. Losácidos grasos omega-3 posiblemente puedan ser protectores.



En resumen, la DGM parece ser un problema frecuente con importantes perjuicios para el bienestar. Sin embargo, apenas está surgiendo información básica sobre su prevalencia, distribución demográfica y geográfica, factores de riesgo, así como sobre el impacto en la salud ocular y en la calidad de vida. Lo mismo sucedió con el síndrome de ojo seco hace más de una década y, desde entonces, se han incrementado de manera exponencial los esfuerzos de investigación. Estamos seguros de que ha llegado el momento de comprometerse en el estudio sistemático de la DGM. A través de estos esfuerzos se conocerá más a fondo esta enfermedad y empezarán a desarrollarse estrategias para su prevención y tratamiento.